Que un olor particular sea agradable depende más de la composición química de la sustancia que de factores culturales. Esa es la conclusión de un grupo de trabajo dirigido por Artin Archamyan del Karolinska Institutet en Estocolmo basado en un estudio de 225 personas de nueve sociedades no occidentales en tres continentes. Como informa el equipo en Current BiologySi bien hubo diferencias individuales significativas, también hubo un gran acuerdo global sobre los olores agradables y placenteros. Por el contrario, los diferentes antecedentes culturales rara vez juegan un papel. Los sujetos de prueba encontraron que la vainillina era la más agradable, seguida por el butirato de etilo, que huele a melocotón, y el linalol, que huele a flores y especias.
No hubo diferencia entre si los participantes vivían en una ciudad o vivían seminómadas en los bosques tropicales, ni los expertos encontraron ningún continente típico o preferencias de estilo de vida. Los aromas que la gente prefiere son una cuestión de gusto en todas partes: según el análisis estadístico del equipo de Arshamian, la preferencia personal determina alrededor del 50 por ciento de la calificación de un aroma individual.
Pero el análisis también muestra que la composición química, y por lo tanto la herencia biológica de la mucosa nasal humana, determina alrededor del 40 por ciento de las clasificaciones. El grupo de trabajo también confirmó este hallazgo al demostrar que los sujetos de prueba de una cultura occidental, los habitantes de las ciudades de América del Norte, también clasifican los olores de manera similar. Por otro lado, la clasificación global de olores se puede predecir de agradable a desagradable con la ayuda de un modelo informático que evalúa las moléculas en función de sus propiedades químicas y físicas.
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