Durante siglos, las personas usaban mejor las túnicas suaves. Por ello, con el tiempo se han desarrollado técnicas complejas y altamente inflamables contra las arrugas que se producen en los textiles cotidianos. Planchar puede no ser la tarea doméstica más común en estos días, pero al menos no es una tarea importante: enciendes la plancha eléctrica, aplicas un poco de fuerza y dejas que el vapor caliente haga su trabajo entre el electrodoméstico y la tela. Todo lo demás es cuestión de habilidad.
La humedad, el calor y la presión trabajan juntos al planchar. No es sorprendente que se necesitara lo último; Los efectos de apoyo de la humedad y el calor han inspirado muchos estudios científicos en el pasado. Según estos, es importante desvincular los enlaces entre los polímeros de cadena larga dentro de los respectivos tejidos. La presión y el calor estiran y doblan las fibras curvas en una nueva forma recta. En muchos materiales, la humedad mejora el proceso al ayudar a romper los enlaces entre las moléculas.
Sin embargo, algunas preguntas importantes quedaron sin respuesta durante mucho tiempo. En particular, no estaba claro si el material real de la prenda o la estructura exacta de la tela de la que estaba hecha era más importante para el efecto de la humedad…
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