Tienen ocho patas, como si pasaran el invierno en un techo, ya muchos les da escalofríos verlos: estamos hablando de arañas, claro. Según los estudios, aproximadamente del 2 al 6 por ciento de todas las personas sufren de aracnofobia, es decir, el miedo a las arañas. Muchas otras personas también experimentan algunas molestias por parte de los animales. Pero, ¿por qué es esto realmente así?
Algunos psicólogos asumen que la forma silenciosa e impredecible en que se mueven las arañas contribuye al hecho de que algunas les tengan miedo. Sin embargo, otros consideran que el miedo a las arañas es un legado de la antigüedad: desde que nuestros antepasados lucharon con arañas venenosas, todavía tenemos una sensación de náuseas cuando las vemos. Sin embargo, esta tesis plantea algunas dificultades. Los investigadores estiman que solo alrededor del 0,5 por ciento de todas las especies de arañas son peligrosas para los humanos, y ni siquiera viven donde los primeros humanos vivían en el hogar.
Entonces, un equipo dirigido por Daniel Frenta de la Universidad Charles en la República Checa ideó una nueva teoría: el miedo a las arañas, de hecho, se remonta al miedo a los escorpiones, cuya estructura física muestra algunas similitudes con las de las arañas. El equipo escribe en la revista especializada Scientific Reports.
Para probar esta suposición, los científicos presentaron una amplia gama de animales que se arrastran y se arrastran a más de 300 sujetos de prueba, incluidas diferentes especies de arañas, escorpiones, grillos, esporas con orejas, saltamontes y escarabajos. Se pidió a los participantes que indicaran en una escala de siete puntos qué tan hermosos, repugnantes y aterradores encontraban a los animales.
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