Un robot con garras vigila el cerebro – t3n – Digital Pioneers

Este robot está diseñado para aterrizar en el cerebro. (Captura de pantalla: Nuevo Mundo)

La ciencia ha avanzado tanto que los robots microscópicos pueden viajar a través de nuestro torrente sanguíneo sin que nos demos cuenta. Ahora los investigadores han desarrollado un robot con tentáculos para monitorear el cerebro.

Parece una escena de una película de ciencia ficción. Los investigadores han desarrollado un robot que se puede insertar a través de un pequeño orificio en el cráneo. Una vez allí, seis patas parecidas a tentáculos llenas de sensores se despliegan en la superficie del cerebro. Así es como se supone que debes medir la actividad eléctrica. que informa nuevo mundo.

En comparación con el método tradicional, que requería que los cirujanos hicieran un agujero en el cráneo para colocar electrodos en la superficie del cerebro, este nuevo enfoque ofrece una alternativa menos invasiva. El diseño innovador ha sido probado en cerdos en miniatura y en el futuro podría ayudar a las personas que sufren ataques epilépticos u otros trastornos neurológicos.

El robot suave mide aproximadamente una pulgada de largo, sus patas están hechas principalmente de polímero de silicona flexible y se asemeja a pétalos de flores curvados que giran alrededor del cuerpo central. Cuando las piernas están completamente extendidas, cubren un círculo con un radio de cuatro centímetros. Cada pierna contiene electrodos para monitorear la actividad cerebral.

Colocar el robot en la superficie del cerebro es un desafío porque casi no hay espacio entre el cerebro y el cráneo. Sin embargo, los investigadores han incorporado mecanismos para prevenir el estrés excesivo en el cerebro.

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Los sensores de tensión en cada pata brindan información sobre cuándo está completamente extendida, lo que permite una colocación precisa sin cámaras adicionales ni sensores externos.

Las ventajas de este nuevo enfoque radican en su escalabilidad. Futuros prototipos podrían tener patas más largas, de ocho o diez centímetros de largo, sin tener que agrandar el agujero en el cráneo.

Este enfoque innovador podría revolucionar la forma tradicional de monitorear y tratar enfermedades cerebrales y ofrecer a los pacientes una alternativa prometedora.

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